Mi fiel amigo Casio

23 septiembre 2005

En un principio comencé a escribir esto como postilla al anterior poste "Casi O". Pero como comprenderán ustedes más adelante, esta historia se merece todo un poste, o más bien, un buen larguero.

Todo sucedió en mi juventud. Recuerdo que en aquellos entonces mi madre diariamente me mandaba a comprar leche a una vaqueria
cercana. Me daba una cantara de aluminio y 20 duritos y me decia: "Niño, llegate anca Dolore y traeme 2 litros de leche, pero andate ligero y no ten tretenga!!".
Y como no podia ser menos, obedecí a mi madre como de costumbre, ya que aquella tarea me había sido encomendada desde que aprendí a andar, si mal no recuerdo.Cumpliendo con mi obligación y ya de vuelta hacia mi casa, con la cantarita llena hasta las manillas, oí, como enderrepente, una músiquita celestial, algo lejana pero perfectamente audible. Era algo así como: "pi-pi (pausa) pi-pi (pausa) pi-pi ..." Yo detuve mis pasos en seco y empecé a alargar mi oreja izquierda para tratar de adivinar de donde provenía tal musiquita. Me encontraba a la altura
de una casa deshabitada en estado bastante precario. Me acerqué a una de las ventanas de dicha casa y acerté ya que la musiquita se oía ya muy cercana y clara. Con mucho disimulo miré encima del rollo de persiana sobrante y ¿cual fue mi sorpresa? Me encontré el reloj de mis sueños: El casio 91. Reloj digital equipado con lo ultimo en tennologia como alarma, cronómetro y... ¡luz!!!. No me lo podia creer. Pensé que deberia de ser de algun chiquillo que jugando, lo habría dejado olvidado allí. Sin pensarmelo dos veces lo cogí
y me lo metí en el bolsillo. ¿¿Robo?? Quien ha dicho eso??. No podia ser del dueño de la casa ya que, como ya he dicho, la casa estaba abandonada y en muy mal estado. Además, hay que señalar que fué el mismo reloj el que me estaba llamando a mí con su
delicada melodia de alarma para que yo, y sólo yo, fuera su dueño y señor.

El reloj tenía bastantes arañazos en la pantalla y sus correas de plástico negro estaban algo desgastadas así que me hizo pensar que debería tener como mínimo 2 años.
Me lo fundí a la muñeca aquel dia y no me lo quitaba para nada, ni siquiera cuando me duchaba ya que era totalmente acuático y tambien sumergible ya que tambien sobrevivió a mis baños en piscinas y playas cuando se dieron dichas ocasiones.

Al cabo de unos años tenia ya miles de arañazos en la pantalla y algun que otro porrazo. Las correas se desgastaban y yo se las iba cambiando cuando era necesario, pero lo que es el reloj en sí no se alteraba para nada. Sobrevivió a todas las modas ya que por él pasaron correas metálicas, de colores, de cuero, de belcro, etc.

Pero un dia pasó lo que tenia que pasar. A los 6 años de tenerlo conmigo lo encontré mal. Sus dígitos ya no aparecian con nitidez y lu luz se habia tornado débil. Así estuvo un par de meses hasta que finalmente murió. 8 años duró su vida. Podría haberle puesto otra pila y tenerlo otros añitos más, pero ya me habia demostrado más que de sobra que se merecia un descanso para convertirse así en leyenda.

Para homenagearlo, le puse un colgante y aún lo tengo en mi colección de llaveros.
Se me saltan las lágrimas cada vez que lo veo y recuerdo todas las aventuras que pasamos juntos.

Marioni.
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1 comment

Anónimo dijo...

Bonita historia Marioni.
Aunque me parece un poco de robo, prometo no denunciarte...
Eso si voto porque le pongas una pila nueva al reloj y lo conserves en su llavero pero funcionando, se merece una vejez digna.

23 septiembre, 2005 13:22

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